La casa provincial está situada en un antiguo establecimiento comercial de la Alta Edad Media. Más tarde, este establecimiento dio paso a una vivienda aristocrática que fungió como palacio obispal, entre otros, hasta el año 1794. A partir de ese año, el predecesor de la administración provincial comenzó a utilizar el edificio.

A lo largo de los años, el edificio fue reformado y ampliado varias veces para poder responder a las necesidades de la administración provincial. Después de la Segunda Guerra Mundial, fue reconstruido en arquitectura clasicista moderna de ladrillo.

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