He podido examinar unas cuarenta fuentes históricas que hablan de Jan, una cifra excepcional para un artista del siglo XV. Sin embargo, tan solo unas siete fuentes mencionan el nombre de Hubert Van Eyck. Una de las más importantes es una anotación en los libros contables de las autoridades municipales de Gante que habla de una visita a su taller, donde se les dio una propina a sus “niños” o aprendices. Se presume que en aquel momento ya estaba trabajando en el Retablo del Cordero Místico. También se conserva la tumba de Hubert (actualmente se encuentra en la Catedral de San Bavón), y sobre todo: su nombre aparece en el propio retablo.
En el marco del Cordero Místico hay cuatro versos en latín que afirman que Hubert Van Eyck fue el primero en entamar la obra, y que su hermano Jan la continuó. Ese cuarteto es auténtico. Tanto la madera como el pigmento de la pintura han sido fechadas, y el lenguaje utilizado también encaja en el contexto histórico. El uso del latín y la forma específica de la letra se ajustan perfectamente a los de los años 1430. Así que no veo ninguna razón para poner en duda la existencia de Hubert.
Un personaje de leyenda…
La leyenda urbana de que Hubert sería un personaje ficticio se la debemos a un escrito de Emile Renders, un excéntrico marchante de arte procedente de Brujas. En 1933 escribió una obra titulada “Hubert Van Eyck, Personnage de Légende”. Básicamente, su teoría consistía en que los ganteses eran incapaces de aceptar que Jan Van Eyck era natural de Brujas, por lo que se inventaron a un hermano gantés: Hubert. Desde este punto de vista el cuarteto sería falso, y se habría añadido en una fecha posterior.
Claramente, este último argumento es falso, ¿pero qué hay del asunto Brujas - Gante? Es cierto que Jan Van Eyck residió en Brujas durante muchos años, en la que es actualmente la calle Gouden Handrei. Tenía buenos contactos con la corte del Ducado de Borgoña y se movía en una amplia red de comerciantes extranjeros que residían en Brujas. Hubert estaba más vinculado a la ciudad de Gante, donde probablemente estuviera registrado como burgués (ciudadano del burgo), y donde tenía su propio taller.
Emile Renders es el hombre al que Hubert llamó una quimera de Gante, y todavía tiene fieles creyentes. Eso es lo extraño del Retablo de Gante: cuanto más loca es la historia, más difícil es erradicarla...
Jan Van Eyck en Gante
Sin duda, Jan pasaba alguna temporada que otra en Gante, pero no disponemos de ninguna prueba de que haya residido o trabajado ahí. Si bien es cierto que el Cordero Místico fue comisionado por los ganteses para exponerlo en su catedral, me puedo imaginar perfectamente que Jan terminara la obra en Brujas después de la muerte de Hubert. Y en realidad, el asunto tampoco tiene mayor importancia, ya que ninguno de los dos era natural de Gante o de Brujas: ambos hermanos nacieron en Maaseik. De ahí que su apellido fuera Van Eyck. Y de ahí, el lema con el que Jan solía firmar su obra: “Als ich can” con el sonido “ch” característico de la provincia de Limburgo.
En cierto sentido, Jan tenía más afinidad con Brujas, y Hubert, con Gante. De eso no cabe duda. Sin embargo, Emile Renders lo convirtió en una especie de rivalidad artística entre ambas ciudades, como la que suele existir entre clubes de fútbol. Pero esa rivalidad es completamente inventada y no existía en aquella época.
Un teórico de la conspiración con seguidores leales: el historiador del arte Emile Renders
En lo que respecto al propio Renders: este sí que fue un personaje digno de recordar. Después del fracaso de su carrera política, fue adquiriendo una colección extensa de Primitivos flamencos a partir de los años 1920. De cara al público, Renders se forjó una imagen de cazatesoros experto, alguien capaz de identificar una obra maestra en venta en algún mercadillo de antigüedades u olvidada en la buhardilla de alguna casa particular. Renders tenía un talento excepcional para los negocios y se le daban bien las relaciones públicas. Aunque, a posteriori, la mayoría de las obras de su colección resultaron ser falsas…
Negocios con Göring
El comandante nazi Hermann Göring fue víctima de uno de sus timos. Durante la Segunda Guerra Mundial, este pez gordo del régimen nazi pagó nada menos que 11 millones en lingotes de oro por veinte paneles. Algunos eran auténticos, otros resultaron ser falsos. Después de la guerra, Renders intentó recuperarlos de las autoridades alegando que le habían presionado para venderlas. Además, parte de los paneles eran falsificaciones, así que, según él, ¡su intención había sido engañar a Göring! Ya lo ve, era un auténtico charlatán.
Así que Emile Renders fue quien afirmó que Hubert era un producto de la imaginación de los ganteses, y a día de hoy, su teoría aún tiene numerosos adeptos. Lo extraño del Cordero Místico es que cuanta más descabellada sea la historia, más difícil es de erradicar…
Jan Dumolyn
Jan Dumolyn es profesor de Historia Medieval en la Universidad de Gante. Como co-conservador de la exposición Van Eyck — Una revolución óptica, volvió a examinar las fuentes históricas sobre los hermanos Van Eyck. Algo muy necesario, porque existe un sinfín de mitos y medias verdades acerca del Cordero Místico que circulan sin cesar.