En el año 2020, en el marco del año temático ‘OMG! Van Eyck was here’, el Museo de Bellas Artes de Gante (MSK) organizó la mayor exposición jamás vista sobre Jan Van Eyck. Solo se conservan una veintena de obras de este artista a nivel mundial. Con ocasión de esta exposición, la mitad de ellas viajaron a Gante, donde fueron expuestas junto con obras de sus contemporáneos más talentosos.

Una experiencia única

Los ocho paneles exteriores restaurados del Cordero Místico constituían el núcleo de la exposición. De forma muy excepcional, la Catedral de San Bavón prestó estos paneles para que pudieran exponerse por primera y última vez en la historia fuera de la propia catedral.

Los paneles de Adán y Eva, que aún no han sido restaurados, también se podían admirar en el Museo de Bellas Artes (MSK) de Gante. Los 10 paneles restantes del retablo del Cordero Místico, incluyendo el del Cordero, seguían expuestos en la Catedral de San Bavón.

Los paneles, distribuidos en las distintas salas de exposición, se colocaron a la altura de la vista, para que todo el mundo pudiera examinar de cerca los colores magníficos, los detalles extraordinarios y las telas representadas de forma casi tangible.

Solo se conservan una veintena de obras de Jan van Eyck a nivel mundial. La mitad de ellas estuvieron expuestas temporalmente en el Museo de Bellas Artes de Gante. Allí, se reunieron con otras obras del taller de Van Eyck y con copias de cuadros que se perdieron a lo largo de los siglos. Además, se expusieron más de 100 obras maestras de la Baja Edad Media.

El propio Jan Van Eyck nunca vio tantas de sus obras reunidas en un mismo lugar

Tantísimas obras maestras reunidas en un mismo lugar, es algo que el propio Jan van Eyck nunca llegó a ver. Además de los paneles exteriores restaurados del Cordero Místico y los paneles que representan a Adán y Eva, se podían admirar nada menos que 13 obras maestras más. Estas obras nunca antes habían estado reunidas bajo el mismo techo.

Asimismo, fue la primera vez desde el año 1902 que los paneles del Cordero Místico se expusieron fuera de la Catedral de San Bavón.

¡Una revolución óptica fascinante!

La revolución óptica que Jan van Eyck inició hace casi 600 años, sigue siendo fascinante a día de hoy. El maestro flamenco perfeccionó la composición de la pintura al óleo y así fue capaz de crear efectos de colores jamás vistas. Además, fue el primero en lograr imitar a la perfección el color del oro sin recurrir al pan de oro.

Jan Van Eyck observaba el mundo que le rodeaba y gracias a esa capacidad de observación, consiguió plasmar en sus lienzos retratos y fenómenos naturales extremadamente realistas. En su época, la forma en la que pintaba las nubes y la luna, el salpicar del agua en una fuente, los picos nevados a lo lejos y el vello corporal era realmente extraordinaria.

Además de su excepcional habilidad para representar la realidad, también era un maestro de las ilusiones ópticas. Los retratos de la pareja Joos Vijd y Elisabeth Borluut, los donantes del Cordero Místico, o las estatuas de la Virgen María y el arcángel Gabriel, representadas en el díptico de la Anunciación, parecen tan reales que dan la impresión de encontrarse de verdad en un nicho. Parece que Van Eyck quiere retar a la realidad a través de este tipo de efectos ópticos. El arcángel Gabriel es tan realista que parece encontrarse en un nicho.

Una revolución óptica para todos

En el Museo de Bellas Artes de Gante, todo el mundo tuvo la oportunidad de examinar de cerca la maestría de Jan van Eyck.  La exposición era accesible para visitantes con discapacidad física. Así, por ejemplo, había una ruta sin bordillos para personas en silla de ruedas.

Los visitantes con discapacidad auditiva podían escuchar su guía o audioguía en sus audífonos a través de un bucle magnético móvil. Además, se podían adquirir de antemano los textos del audio por escrito.

Para los visitantes con discapacidad visual, el museo ofreció los textos expuestos en las salas y textos adaptados en formato audio. Además, había guías con dibujos táctiles disponibles para una experiencia óptima. Aquellos que lo desearan, podían solicitar la asistencia de una persona que les acompañaría durante su visita y les proporcionaría las descripciones y explicaciones necesarias sobre las obras expuestas.

Además, también se había previsto una hoja de ruta adaptada para personas con autismo, que permitía planificar su visita a la exposición de la mejor forma posible.

Van Eyck para todas las edades

El programa para familias permitía descubrir el arte antiguo a través de la mirada de los visitantes más jóvenes. Al entrar al museo, los niños de entre 6 y 12 años recibían un audioguía (disponible en neerlandés, francés, inglés y alemán), así como un cuadernillo Van Eyck con sellos y actividades divertidas.

Taller Van Eyck

Dos veces por semana se organizaban talleres bajo la dirección de los guías del museo en el taller Van Eyck. Allí, los visitantes podían crear sus propios esbozos, retratos, miniaturas o broches, aprender a observar y mucho más. Esta actividad estaba incluida en la entrada para la exposición.